Airbag agotó dos recitales en River, el estadio que hoy por hoy es el más grande de Latinoamérica. Y, obvio, estuvimos ahí para vivir ese momento histórico. 

^{✎ Cecy Díaz}

“Vas a ver qué lindo
cuando allá, en la cancha,
mis goles aplaudan 
Seré un triunfador
Jugaré en la quinta
Después en primera
Yo sé que me espera
La consagración”

No es sólo un tango. Esta obra de Francisco Canaro es, sobre todo, un sentimiento y manifestación de la clase baja y media argentina. Por eso la escuchamos en boca de figuras como Diego Armando Maradona. Es un tema que derriba las paredes del género, su escena. Es uno de los temas que se escuchaban en cualquier casa de trabajadores un domingo mientras arrancaba el ritual del asado. Es un tema que, como otros, formaban parte del repertorio de un mini Patricio Sardelli unos 35 años atrás, cuando realizaba sus primeras apariciones en tevé.

Maravillosamente, esa obra de Canaro se llama “El sueño del pibe”. Y maravillosamente, también, tuvo su momento especial durante la primera noche de Airbag en River. Sí: en la primera de las dos funciones más importantes para la banda conformada por los hermanos Sardelli sonó el tango que está en su esencia. 

Todo comenzó con una cuenta regresiva en las pantallas gigantes. Luego arrancó a cantar Guido, mientras sus dos hermanos Gastón y Patricio se encargaban del bajo y la guitarra, respectivamente. Los acompañan, como siempre, un baterista y un tecladista. Nada más. No tienen escenografía más allá de esos veinte equipos Marshall que no sólo usan para sus instrumentos sino que son -fundamentalmente- una declaración de principios, un compromiso con las bases del rock que tanto aman. Vestidos de riguroso negro y dispuestos a dar el espectáculo más grande de sus vidas, los tres pibes que tenían el sueño de jugar en primera y llegar a la consagración, demuestran que todo llega (si hay talento y trabajo, claro). 

La historia de la banda tuvo una etapa casi de boyband que ellos abandonaron. Rompieron contratos con una multinacional. Estuvieron en silencio un tiempito y regresaron con los tapones de punta, con discos que hoy los representa en un 100% y que salen a defender con mucha solidez.  

Pato pide olvidarse un poco de todo y entregarse a la música. Nada de problemas personales ni broncas políticas (aunque enciendan al público con canciones que hablan de anarquía en Buenos Aires y revelarse contra las fuerzas represivas). La idea, pareciera, es exorcizar todo en un pogo gigante y en gritos desaforados por la alegría de estar ahí compartiendo ese sueño con ellos. 

El público de Airbag merece un capítulo aparte. Todo el mundo salta, agita, canta. Las chicas y los chicos más jóvenes que construyen el fandom más enérgico los aman y siguen. Posiblemente hayan realizado un esfuerzo para comprar entradas tanto para el show del sábado como el del domingo. Porque son así: quieren estar en todos los recitales. Si hacen cinco se las van a ingeniar para poder estar en los cinco. Los aman, los sienten cercanos, son como sus amigos. La banda y su público conforman como una mega banda en conjunto. 

Pero, como todo proyecto musical que llega a vender unas 150 mil entradas en dos días, esa masa de personas que dice presente en el estadio es multi-generacional: hay gente de +40 (e incluso +60) que van solos a disfrutar de un show que -según dicen- les recuerda sonidos de un viejo rock que disfrutaban cuando eran adolescentes. Y es lógico, claro, porque los hermanos Sardelli reivindican y le dan espacio a referencias musicales y colores estéticos de lo que escuchaban cuando eran chicos. 

El mejor momento durante cualquier recital de Airbag es, siempre, el que tiene que ver con la unión: cuando ellos cantan a la vez (como, por ejemplo, en “Motor enfermo”) y cuando la audiencia le recuerda a los Sardelli las razones por las cuales escribieron “Gran encuentro”, esa canción que habla de ese amor que moviliza a una persona a recorrer kilómetros por un recital de rock. 

Con producción de DF Entertaiment y la alegría de presentar su nuevo disco “El Club de la Pelea I” con dos noches en el estadio más grande de Latinoamérica, Gastón, Patricio y Guido se vuelven a subir al escenario este domingo tras haber superado la primera gran noche de sus vidas, la primera gran noche de consagración.