De qué se trata lo nuevo de Marilina

A juzgar por su nombre (que incluye la leyenda “Vol. 1”) entendemos que Marilina tiene más material entre sus manos.

Martes. Hace frío. Agarro el tapado de paño. Me clavo los auriculares y salgo. Tomo el 39 camino al Xirgu. El bondi está lleno porque es horario pico para la clase trabajadora que está regresando a sus casas (o que está yendo a estudiar). En mis auriculares suena Fiona Apple. Amo a Fiona Apple. Y no tengo dudas: a la artista que estoy yendo a ver también le debe gustar mucho. Seguro debe respetarla como artista, admirarla. Hay algo (o mucho) entre ellas que es compatible. Por eso creo que es lo mejor que puedo elegir como previa de lo que estoy yendo a disfrutar: el estreno de “¿Para quién trabajas? Vol I.”, el nuevo disco de Marilina Bertoldi.

El jueves anterior, Lala Toutonian -compañera de ESTO ES NOTA– participó de una preescucha exclusiva en un estudio de grabación. Sin spoilear, me dijo que le había gustado. Y a mí me habían gustado las dos canciones que publicaron como adelanto. Así que este estreno, que llega de la mano de Sony Music (la nueva discográfica de Marilina), me parecía el mejor plan para un martes por la tarde/noche. “Obvio que te veo ahí, es el evento del año”, me respondió nuestra colega y amiga Sofi Olivera cuando le pregunté si la veía ahí. Okey, el mood era bueno.

El periodismo musical de trayectoria, creadores/as de contenido del momento, amistades y -por supuesto- la familia de Marilina estuvo presente (y cuando hablamos de familia hacemos referencia no sólo a la biológica, como su hermana Lula y sus hijitos, sino también a la elegida como su amiga Barbi Recanati).

¿Y qué fue lo que pasó en ese teatro tan antiguo como bien cuidado que tenemos en San Telmo? Un espectáculo, con todas las letras.
No fue sólo una reproducción del disco. Marilina no se permitiría eso.

Lo que presenciamos fue una puesta en escena, una performance actoral, una suerte de cine mudo o teatro musicalizado: ella entró caminando desde el fondo de las plateas, acompañada por un actor (¿se inspiró en Miranda Priestly para esa entrada triunfal aunque después se convirtiera más en una Emily sobrepasada de papeleo?), subió a las tablas y se zambulló en un set ambientado como oficina. Cada movimiento estuvo pensado y bien ejecutado.

El disco dura 29 minutos. Y es un síntoma, quizás, de estos tiempos: todos los álbumes estrenados últimamente pueden escucharse durante un viaje en bondi. Tiene, también, otros detalles que tienen que ver con el contexto, con la actualidad y uno de ellos es la referencia a clásicos mediante samples de rock argentino histórico (algo particular en ella porque siempre trabajó más con sonidos de bandas norteamericanas). Y está bien: es lo que vibra ahora porque, después de todo, las estadísticas de Spotify Argentina reflejan que al menos 6 de cada 10 jóvenes escuchan a próceres de nuestro rock. Es difícil escapar de la realidad, de lo que nos rodea, pero más difícil es generar una obra que tome influencias pero las adapte a una estética y obra propia. ¿Y saben qué? Marilina lo logra. Seguramente sea porque no se ata a nada y hace lo que realmente quiere. ¿Para quién trabajas?, nos pregunta una artista que puede responder tranquilamente “porque yo trabajo para mí misma”.



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Publicado el 20 mayo, 2025